domingo, 23 de junio de 2024

Bajo el balcón.


El balcón de la virreina en el Biombo de la Conquista (siglo XVII, anónimo).

Puedes leer aquí el PDF.

Como primicia biográfica, en 2010 presenté en mi libro Sor Juana Inés de la Cruz. Doncella del Verbo (Hermosillo, Garabatos, pp. 107-108), el hecho de que, en un poema compuesto para los festejos por la Jura del rey Carlos II, el cronista novohispano Diego de Ribera nos dejó un retrato de la virreina Leonor Carreto y sus damas asomadas al balcón del Palacio Real, entre la cuales, por la fecha del suceso, muy probablemente se encontró la joven Juana Ramírez:

    En un balcón, a ver la bizarría,
toda el Alba se puso en la Marquesa,
porque quiso ostentar, con su belleza,
ser la primera que festeja al Día.
    No solamente su esplendor lucía,
porque el esmero de Naturaleza
que —hermosa Aurora— a despuntar empieza,
puesto en otro balcón resplandecía.
    Todas las Damas bien aderezadas,
prestando a Abril y Mayo flores bellas,
en Estrellas se vieron trasladadas,
    causando regocijo sólo el vellas:
que para el Sol de Carlos, convidadas
fueron de Alba y Aurora las Estrellas.

Este hallazgo mío acaba de ser aprovechado por Sara Poot Herrera para escribir el artículo «Sor Juana en su balcón», que publicó el periódico Milenio el 7 de junio de 2024. Lamentablemente, la autora, que ya coqueteaba con mi descubrimiento desde 2016 en su Discurso de ingreso a la Academia Mexicana de la Lengua, evita, de nuevo, darme el crédito que me corresponde.

    Parece haber sido ya aceptado el inicuo procedimiento de recurrir a mi obra y servirse de ella como si fuera del dominio público y no tuviera derechos de autor. En diversas ocasiones he denunciado este saqueo intelectual sin que a los responsables les haya creado cargo de conciencia ni, mucho menos, los haya apartado de tan reprobable práctica. Expuse, entre otros varios, los plagios de mi trabajo llevados a cabo por Gisela von Wobeser y Jorge Gutiérrez Reyna. Asimismo, la complicidad de Sara Poot en el obrado por María Águeda Méndez.

    En el caso específico de Poot Herrera y por si no bastara, tuve el cuidado de detallar en mi libro Al amor de Sor Juana (México, Bonilla Artigas Editores, 2023, pp. 143, 156, 159 y 161) cómo, según su propia confesión, Doncella del Verbo ha influido en el desarrollo de su actual trabajo sorjuanista (considerado incluso por ella misma «libro de cabecera»). No obstante, la académica de la lengua ha persistido en guardar para sí misma la fuente de algunas de sus últimas y diversas «inspiraciones». Es, palmariamente, la circunstancia del artículo suyo de que ahora hablamos, según queda exhibido.

    Pero no vaya a creerse que mi denuncia de todos estos hechos se halla exenta de consecuencias. Efectivamente, en un video de 2020 Sara Poot Herrera, descontenta porque me atreví a revelar el plagio practicado contra mí por María Águeda Méndez, decretó que «ya es momento de decir aquí alto» (min 31:57), que es hora de «ir de alguna manera reinaugurando […] otra manera de relacionarnos entre nosotros, de hacer la crítica literaria» (h 1:09:41). Y, a continuación, determinó que «cuando los límites tocan la persona» (h 1:09:57) es tiempo de congregar a «quienes estén interesados» (h 1:10:00) a «oponerse» («ahí nos vamos a oponer» [h 1:10:03]). 

    Tras la aparición de Al amor de Sor Juana, obra que, entre otras cosas, contiene dos documentos inéditos (uno de los cuales comprueba que la Décima Musa nació en el canónico año 1651 y no en el apócrifo 1648), quedó muy clara la naturaleza del llamamiento de Sara Poot Herrera. Sin duda, la «oposición» de marras consiste en practicar conmigo la damnatio memoriae, de forma que Poot y sus correligionarios, antes que reconocerme, prefieren borrar mi nombre y aportaciones (en el caso de éstas, excepto para expoliarlas, como, tras lo aquí dicho, es patente), aun si ellas incluyen valiosísimos papeles que enriquecen nuestro conocimiento de la vida y obra de Sor Juana Inés de la Cruz.

    He aquí la explicación de por qué a más de un año de haberse publicado Al amor de Sor Juana (y, con él, los nuevos papeles mencionados) ningún sorjuanista se ha dado por enterado de su existencia, ¡y eso que en el referido video la académica mexicana se hace lenguas sobre la importancia de localizar documentos, comentando que «hay que seguir el archivo»! (min 31:18). Ya se ve que esto es sólo cuando favorece al establishment y no estorba la marcha del relato de la leyenda negra de nuestra poetisa. Ellos se lo pierden. Gracias a Dios, los amantes de Sor Juana los exceden sobradamente.
 








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